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CURIOSIDADES DEL AJEDREZ
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Autor Mensaje
Alonso Sergio
Publicado: 2012-01-15 21:41:16
LA VENTAJA. El gran ajedrecista Steinitz, que reinó entre los años 1866 y 1894 (ya veterano fue destronado por Emanuel Lasker), tenía de sí mismo una muy alta estima. En cierta ocasión se le preguntó si esperaba ganar un torneo de maestros próximo a empezar. Steinitz contestó: «Tengo una ventaja sobre el resto de los participantes, pues soy el único que no tendrá que enfrentarse a Steinitz».
ALVARO CAMACHO ANDRADE
Publicado: 2012-01-16 02:42:12
!!!Ejemplar!!! algo asi como la frase de Groucho Marx "Jamás aceptaría pertenecer a un club que me admitiera como socio".
Alonso Sergio
Publicado: 2012-04-23 16:19:10
ENTREVISTA A CAPABLANCA - 1939
Entre los nuevos talentos hay dos que se destacan como grandes maestros más que los demás: Botvinnik y, en un nivel secunda-rio, Keres. También Alekhine, por supuesto; pero él no es nuevo; él es viejo como yo. Keres juega admirablemente bien; su sentido de la fantasía es enorme, su imaginación ardiente. Pero su juicio es inestable. Él no sabe siempre si el juego delante de él se gana, se pierde o es tablas; y cuando se gana también sucede a veces que él no sabe a ciencia cierta cómo y porqué se gana. Entonces, explicablemente, vacila y escoge sus planes más que por un juicio que no ha llegado a formarse, por temperamento. Sin embargo, es un defecto a substituir, en ciertos puntos en un juego, el juicio de impulsos instintivos se impone al tempera-mento - impulsos agresivos en el caso de Keres, defensivos en otros jugadores. En el juego altamente instructivo que jugamos en el torneo por equipos que acabó en esta hermosa ciudad hace un mes, yo le ofrecí tablas porque no había manera en absoluto que la partida pudiera ser ganada, por él o por mí. Keres entonces no aceptó mi oferta, e hizo seis movimientos más. ¿Cómo era eso, seis movimientos antes, él no había visto con la misma claridad que yo que era imposible forzar el juego? No se puede creer que Keres intentara ganar contra mí en una posición absolutamente exhausta, así que la única explicación es que su razonamiento todavía no había cristalizado en el juicio concreto; para utilizar la misma palabra que antes, él vacilaba. …
Contra Eliskases, también en ese torneo, Keres tuvo que elegir entre aceptar unas tablas en un final de torres perfectamente equilibrado o intentar forzar las cosas con una peculiar excursión del rey. Él escogió esto último y perdió. ¿Por qué? Porque en circunstancias donde no es suficiente la previsión visual, donde se necesita el juicio exacto, Keres todavía no está completamen-te desarrollado.

El viejo Lasker, sin embargo, fué asombroso en la seguridad de su juicio. Cuando una posición le era sometida, él la examinaba durante algún tiempo y después, rápidamen-te, sin perder tiempo analizando, él indicaba, el "blanco está mejor" o el "negro está mejor" o "es tablas", y no estaba errado.
Es difícil juzgarse uno mismo. No obstante, la opinión general de los maestros es que la precisión y la velocidad de mi juicio del ajedrez fueron superiores a los de Lasker. En ajedrez uno puede perder con la edad la fuerza y la plenitud de su visión, seguridad en el orden de sus movimientos, resistencia a la fatiga, etc., pero uno nunca pierde su juicio, y me imagino todavía lo poseo. … El juicio posicional preciso, la visión total de cada maniobra en la interdependencia de sus ruedas dentadas, es lo qué caracteriza a un gran maestro. No es una cuestión de que un gran maestro vea un número de movi-mientos aislados o de su conocimiento para construir un mate; lo que debe ser dado por hecho. Lo que cuenta es que él debe tener ideas, y que estas ideas deben ser exactas. Que cuando le muestren cualquier posición él no debe tomarlo por las ramas sino debe decir sin vacilación: "Esto se gana, y el triunfo se obtiene maniobrando en esta o esa ala, de esta forma." Recuerdo eso durante el torneo de Moscú, 1925 - Tartakower frecuen-temente se refiere a esto - varios famosos jugadores habían estado estudiando una posición particular por tres horas, sin poder alcanzar una conclusión. Pasaba cerca en ese momento y me pidieron mi opinión. No lo dudé un solo segundo, y les dije: "Esto se gana; y se gana así, y así." Y estaba en lo correcto.
Este conocimiento de lo que se tiene que hacer, esta "habilidad profesional", es lo que, a excepción de Botvinnik y, en un nivel inferior, Keres, no puedo observar en los otros jugadores jóvenes, aunque muchos de ellos brillan a causa de su memoria, fantasía, deseos de ganar y otras capacidades igual-mente estimables. Cuando, por ejemplo, yo comparo sus partidas - algunas muy atracti-vas - con las del viejo Lasker, la diferencia es inmediatamente obvia. Lasker, aparte de tener un conocimiento profundo del ajedrez, fué un combatiente. Su primer trabajo de ajedrez se tituló Kampf ("lucha "). Él es un hombre de mil recursos en el tablero de ajedrez. Todavía tengo claramente en la mente la impresión que hizo sobre mí una de sus partidas contra su derrotado rival, el Dr. Tarrasch. Lasker nunca prestó la atención excesiva a los estudios teóricos de su compatriota Dr. Tarrasch, en primer lugar porque él era un jugador básicamente práctico y en segundo lugar porque Lasker no atribuyó a estos estudios más importancia de lo que ellos merecían. Sin embargo, en una ocasión particular él se deslizó a una posición inferior a la cual Tarrasch lo indujo y se encontró repentinamente a merced de su rival. Fué entonces que Lasker demostró su espíritu de lucha. En vez de hacer el movi-miento ordinario que se le habría ocurrido a cualquier otro maestro, con el cuál más temprano o más tarde podría haber perdido, o haber hecho tablas con dificultad, Lasker sacrificó un peón. ¡Pero qué sacrificio! ¡No he visto tal sacrificio en ninguno de los juegos modernos! Era imposible saber si debía ser aceptado o rechazado. Como dice el refrán, "sacudió el tablero". Aquí estaba la "excentricidad" del viejo profesor de filosofía y matemáticas de la universidad de Breslau quien tomaba a sus opositores por sorpresa. El resultado fué que después de algunos movimientos era Lasker, y no Tarrasch, el que tenía el mejor juego. Esta partida mues-tra a cualquier jugador la calidad extraordina-ria de juego, que él posee incluso hoy como septuagenario glorioso, el Dr. Emanuel Lasker, campeón del mundo por 25 años.
Alonso Sergio
Publicado: 2012-04-23 16:20:04
[Pregunta del entrevistador: Pero maestro: ¿si usted tomó el título del campeonato del mundo del Dr. Lasker cuando el gran maes-tro de Berlín estaba en la plenitud de sus energías, y si los jugadores modernos, en su opinión, son claramente inferiores a Lasker, cómo usted explica el hecho que algunos de ellos han terminado por delante de usted en muchos torneos internacionales? Cómo usted explica su séptimo lugar en el torneo de AVRO en Holanda?]
En el torneo de AVRO jugué bajo condicio-nes físicas que eran absolutamente anorma-les. Aunque no estoy actualizado con la literatura de ajedrez, jugué las aperturas bien en todas mis partidas por la razón simple de que tengo juicio. Pero después de las primeras tres horas de juego, sentía que mi cabeza se partía. Era imposible pensar y coordinar ideas. Contra Fine tenía dos partidas ganadas; contra Alekhine debí haber ganado una; y otra contra Keres, gracias a una posición ventajosa que aumen-té concienzudamente. Pero en el momento de transformar mi ventaja en victoria, encon-tré que no funcionaba mi cerebro y entonces continué jugando no con mi cabeza sino con mis manos. A pesar de el frío amargo de Holanda en noviembre, sumergí mi cabeza congestionada en agua helada para intentar despejarla, aunque sin ningún resultado… así participé en el torneo de AVRO jugando como un autómata después de la tercera hora, y es por lo tanto comprensible cómo no pude con frecuencia ganar.
Si esta impotencia intelectual hubiera conlle-vado a un defecto cerebral, me habría retirado del tablero de ajedrez. Capablanca habría dicho adiós al juego del cual él era campeón, y cuya corona aspira a recuperar. Pero mi cerebro, afortunadamente todavía trabajaba bien. Mis deficiencias mentales eran debido a la tensión arterial muy alta y a los desórdenes circulatorios relacionados que no deslustraron la claridad de mi juicio. Es curioso que comencé a notar estos desórdenes en 1936, el año en el cual mis rendimientos fueron superiores a los de los otros maestros. En ese año gané el torneo de Moscú delante de Botvinnik, de Flohr, de Ragozin, de Lasker, etc. y un mes más adelante compartí el primer premio en Nottingham con Botvinnik, sobre Euwe, Reshevsky, Fine, Alekhine, Flohr, Lasker. … Pero, a pesar de estos éxitos, yo me sentía débil. En el aplazamiento de mi última partida en Nottingham, contra Bogoljubow, que necesitaba ganar para alejarme de Botvinnik y para alcanzar el primer lugar en solitario, analicé la posición durante algún tiempo y concluí que, a menos que mi opositor sellara un movimiento particular, en ese caso el juego sería tablas, de lo contrario yo ganaba. Cuando la batalla recomenzó, el sobre de Bogoljubow fue abierto. Él no había sellado el movimiento correcto, el único para tablas. Sin embargo, entonces olvidé todo el análisis que había emprendido momentos antes, absolutamente todo de él, como si una esponja hubiera borrado mis ideas; convencido - y todavía no sé porqué - que el juego era tablas en todos los casos, manio-bré decaído para tablas en una posición ganada.
Los primeros doctores que consulté sobre estos lapsus que ocurrieron repentinamente en mi cerebro no estuvieron acertados, pero ahora otros han podido determinar la causa: presión arterial. Me han puesto una dieta de leche, fruta y verduras que ha traído una disminución moderada de mi presión arterial; Digo "moderada" porque tal presión arterial no se puede reducir repentinamente, o el remedio sería peor que la enfermedad.
Ahora, con la tensión arterial baja, me siento físicamente mucho mejor. No soy el Capa-blanca de 1918 en que, a la edad de 30, mi concepto era aún más lúcido y eficaz que el Capablanca de 1921, que ganó el campeo-nato del mundo. Pero ahora mi cerebro está funcionando con regularidad muy aceptable. Armado con esta regularidad relativa y mi acostumbrado juicio correcto del ajedrez, me siento capaz de hacer batalla con los jugado-res jóvenes, que todavía no han logrado la perfección en el razonamiento que nos caracteriza a Lasker y a mí, y de derrotarlos. La prueba de esto se puede encontrar en mi rendimiento en la ronda final del torneo internacional por equipos donde, con inde-pendencia de nombres, jugué mejor que cualquiera. No perdí en ninguna partida y aunque hubiera algunas en las cuales no forcé las cosas porque ningún interés perso-nal justificaba un gran esfuerzo, también gané otras en un estilo muy limpio. '
N.de la R.: Capablanca moriría a causa de su elevada presión, 3 años después de esta entrevista realizada en Buenos Aires por la revista “El Gráfico”.
J . J
Publicado: 2012-04-23 17:39:12
Gracias , Alonso , por tan bello regalo !!
carrevi
Publicado: 2012-05-10 15:17:14
Dicen que a Jose Raul Capablanca en una oportunidad le preguntaron que porque no abandonaba una partida en que su posicion era perdedora y contesto: !Puede que a mi contrincante le de un infarto¡.....Humor negro pero cierto.
Alvaro Fabián Luna Podestá
Publicado: 2012-05-11 15:57:51
Buenas anécdotas. Una que recuerdo, sobre el tema del ego de los grandes jugadores: a fines del siglo XIX, en ocasión de una cena de gala a la concurrieron los mejores ajedrecistas del momento, el anfitrión levantó su copa y dijo: quiero brindar por el mejor ajedrecista del mundo. En ese momento, levantando su copa en señal de brindis, se pusieron de pie simultáneamente Steinitz, Blackburne y Zuckertort...
Alonso Sergio
Publicado: 2012-07-24 23:58:35
Por Carlos Ilardo | LA NACION)
El ajedrez desarrolla la inteligencia; nos enseña a pensar." Acaso el axioma carezca de cierto rigor científico, aunque muchos hombres de las ciencias coincidan en seña-lar las virtudes de su práctica y su estímulo en varias de las facultades mentales en niños y adultos. En los tiempos modernos, de la inmediatez, de Internet y las múltiples plataformas, quizás el juego de ajedrez permita demostrar cómo la reflexión y la concentración aún consiguen perforar aquellos muros de sobreinformación que amenazan con bloquear el conocimiento. Todavía vence la fuerza de la razón.
Recientemente, en San Luis, Claudia Amura, de 41 años, casada, madre de cuatro hijos, y alejada desde hace casi una década de los entrenamientos de la alta competencia, dio una clase magistral frente al tablero; se impuso en el Magistral Edith Soppe ante rivales a los que en algunos casos duplicaba en edad y frente a otros que viven aliados al avance de la tecnología. Amura hizo gala de su enorme talento para descifrar con su "propia cabecita" los planes que sus rivales ejecutaban de memoria, según los consejos de la "compu".
"Bueno, tampoco soy de la Edad de Piedra", contó a LA NACION, con una sonrisa, la mejor jugadora de ajedrez de la historia de este país. Y agregó: "Yo uso la computadora para mi trabajo en la enseñanza a los más chicos, y me ayudó en la preparación para este torneo, porque en una semana era imposible que pudiera reunir las partidas de mis rivales. Gracias a la máquina recabé la información y después, durante 48 horas, practiqué 400 ejercicios de táctica, para entrenar los reflejos y la intuición. El resto creo que fue mezcla de experiencia, ganas de jugar y el respeto de mis rivales".
Hace casi una década que Amura se aferró a un modo de vida bucólica, lejos del ruido y las luces de las grandes ciudades. Eligió el microclima y el paisaje serrano de Villa Merlo, en San Luis, para edificar su enroque familiar junto al gran maestro mexicano Gilberto Hernández y sus príncipes herede-ros: Gilbertito, de 14 años; Luis, 12; Santia-go, 10, y Rocío, 8. Así, la séxtuple campeona sudamericana, cuatro veces campeona argentina y siete, representante olímpica de ajedrez (medalla de plata en 1990), trocó alfiles, torres y peones por casa, trabajo y familia, hasta que en 2005, Alberto Rodrí-guez Saá, por entonces gobernador de San Luis, la convocó para un ambicioso plan de alfabetización ajedrecístico en el territorio puntano. Con la supervisión de Alicia Bañue-lo, rectora de la Universidad de La Punta, Amura impulsó el plan Ajedrez Escolar Inicial (AEI), que hoy abarca a 43.000 alumnos de 280 escuelas primarias.
El trabajo de docente y la atención de la familia la alejaron definitivamente de la alta competencia; por eso, sólo una vez por año se toma vacaciones para jugar un torneo.
"Desde septiembre de 2010 que no jugaba ajedrez, ni siquiera por Internet. Acá hay mucho trabajo; tengo casi 70 personas a mi cargo, lo que es una alta carga de responsa-bilidad, pero esta semana me liberé de todo y entonces a la noche me parecía que ni cansada estaba. Jugué sin presión y con la alegría de que mis hijos, todos ajedrecistas, vieran cómo su papá, Gilberto, me ayudaba en la preparación y cuánto esfuerzo se necesita para la conquista de una meta. Creo que fue un ejemplo para toda la fami-lia", sostiene Amura.
Tal vez lo realizado por ella, o que Víktor Korchnoi, a los 80 años, participe aún de la práctica magistral, o que el indio Anand, a los 42, sea el campeón mundial pese a que el promedio de edad de los top ten es inferior a 28, y su último deafiante, el israelí Boris Gelfand, tenga 44, sea toda una señal. Es que Nicholas Carr, especialista en nuevas tecnologías y autor de la obra Superficiales, ¿qué está haciendo Internet con nuestras mentes?, advirtió que la Red, Google, Twitter y las multitareas nos alejan de las formas de pensamiento que exigen reflexión y concen-tración: "La Red nos vuelve superficiales para el procesamiento de la información y menos capaces para meditaciones profun-das. Internet fomenta el picoteo rápido y distraído de pequeños fragmentos de infor-mación de muchas fuentes". Mientras que Ignacio Ramonet, ex director de Le Monde Diplomatique, sostuvo: "La cantidad de noticias en Internet está amenazando con convertir al hombre contemporáneo en un ignorante saturado de información".
Así las cosas, las mentes de los avezados maestros parecen estar mejor entrenadas para resistir los embates del mundo 2.0; sus métodos de estudio sumados al conocimien-to, la experiencia e intuición desafían al vértigo del cálculo. Acaso, como para afirmar que el ajedrez enseña a pensar. A ellos les sobran razones.
AugustoY
Publicado: 2012-07-27 19:48:39
Sergio, buena nota y muy interesante eso de "La Red nos vuelve superficiales para el procesamiento de la información y menos capaces para meditaciones profundas. Internet fomenta el picoteo rápido y distraído de pequeños fragmentos de información de muchas fuentes." (y te lo comento a través de la Red jajaja)
No sabía que Amura estaba tan retirada, este año creo que la vi en un torneo, no me acuerdo si en Villa María o en Río Tercero.
Ah, y tampoco sabía que Edith Soppe era hermana de Guillermo.
Alonso Sergio
Publicado: 2012-07-27 22:46:57
A mi también me gustó mucho la nota Augusto, y por eso la publiqué, es muy interesante también la definición del hombre contemporáneo como un ser ignorante saturado de información. Estoy convencido que Internet ha creado una cultura nueva, con muchas ventajas y desventajas. Nos guste o no ha llegado para quedarse y eso altera nuestra forma de vida. Y me parece que el campo de la educación no se ha alineado todavía a esa realidad por ejemplo. Me da la sensación que los programas de estudio deberían ser un poco mas flexibles y apuntar un poco mas a las cuestiones prácticas, me estoy refiriendo en particular a las carreras de grado.
Y tampoco el ajedrez está ajeno a esta revolución, que nos obliga a vivir mas apurados. Los tiempos de reflexión en las partidas de torneo tienden a disminuir y antes un match por el título de campeón del mundo era a 24 partidas y ahora se redujo a la mitad para terminar definiendo por partidas rápidas. Los tiempos se achican en función de la inmediatez y hay que adaptarse a esa realidad.

Yo de Amura sabía que estaba viviendo en San Luis (una provincia argentina con pocos habitantes y buena calidad de vida, donde en el 2005 se jugó el torneo que proclamó a Topalov campeón del mundo) y no mucho mas. Sin dudas una jugadora con mucho talento que encaró el torneo sin tantas presiones y pudo imponer los conocimientos y la técnica por sobre las jugadoras mas jóvenes que por una cuestión de generación viven el ajedrez mas aferradas a las computadoras, sobre todo en la forma de entrenarse y actualizarse.

Un abrazo Augusto y me alegro que te hayas interesado por esta nota
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