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          |  | Autor | Mensaje |  
|  | manolo alcover |  Publicado: 2013-06-09 20:24:40Uno de los habituales días de actividad en la sala del Club
 Central de Ajedrez de Moscú, una voz estridente perturbó el silencio
 reinante en ella:
 —¡Camaradas ajedrecistas, os habéis quedado rezagados de la
 vida! ¿Qué estáis haciendo? ¿Pasando el tiempo en el mismo ajedrez
 que usó el hombre de las cavernas? ¡Que suceda esto en el siglo xx!
 ¡Quiero mostraros un ajedrez moderno!
 Los que estaban jugando apartaron la vista del tablero y levantaron
 la cabeza. En el centro de la sala había un anciano calvo que sostenía un tablero de ajedrez grande en las manos y que puso en una
 mesilla y colocó en él una serie de variadas figuras. Tras lo cual
 prosiguió diciendo:
 —En el siglo de la tecnología, estáis luchando con alfiles y torres;
 no hablo de caballos, porque el automóvil hace tiempo que los
 ha substituido. ¡Y vosotros jugando finales de caballos! ¡Fijaos en
 mi invento; en él hay toda suerte de armas modernas, como tanques,
 cañones y aviones!
 Interesados en el nuevo juego, varios circunstantes se acercaron
 al anciano, que explicó las reglas de juego, mostró el movimiento
 de las figuras y preguntó si alguno quería jugar con él. No le faltaron
 oponentes; aquel día, el inventor fue el centro de la atención
 del público y su mesilla estuvo rodeada de numerosos espectadores.
 Desde entonces, el hombre frecuentó el club. Los encuentros en
 aquel ajedrez moderno continuaron, aunque el número de aficionados
 iba disminuyendo cada vez más, hasta que no tuvo con quien
 jugar. Los ajedrecistas que lo habían probado pasaban por delante
 de su mesilla sin detenerse. Solitario, y sentado a su enorme tablero,
 el anciano inventor abandonó su asiento; estuvo un rato sin saber
 qué hacer; finalmente, se acercó con timidez a las mesillas de los
 ajedrecistas, y observó el juego. Uno levantó la cabeza y, al verle,
 dijo, en un tono de desaprobación:
 —¡Oiga, inventor, ha ideado un juego interesante; pero siéntese
 y juguemos una partida en el ajedrez del hombre de las cavernas!
 Suspiró y... aceptó la invitación. Aquella tarde, jugó hasta la
 saciedad.
 Dicen que actualmente es un ajedrecista apasionado; participa
 en torneos, y ha dejado de presentarse en el club con su invento.
 En lo que lleva de existencia, el ajedrez ha experimentado toda
 suerte de proyectos. Para el gran conquistador Tamerlan el ajedrez
 común era demasiado «simple»; jugaba en un tablero de ciento diez
 casillas que, además de las piezas usuales, contaba con un general,
 una jirafa, un camello, un caballero y una máquina de guerra.
 Durante la Revolución Francesa se intentó «democratizarlo». Se
 suscitó la cuestión de si la idea fundamental del ajedrez, es decir,
 la defensa del rey, contradecía la filosofía de los republicanos y de
 si sería conveniente cambiar el nombre de las piezas.
 Después de la segunda gran guerra, apareció el ajedrez «atómico»
 en los países de la Europa occidental; en él, aparte las piezas usuales,
 hay tanques y aviones. Su particularidad principal consiste en
 que el peón que llega a la octava horizontal no se transforma en
 dama, sino en una «bomba» atómica, que puede explotar en cualquier momento y su fuerza explosiva abarca una zona determinada
 y destruye las piezas propias y adversarias que se encuentran en
 ella. Si perece el rey, es substituido por las piezas de más valor y el
 juego prosigue. Gana el que primero destruye las piezas adversarias.
 Pero este juego tampoco ha llegado a imponerse.
 A unos inventores les parece muy simple y aburrida la forma
 cuadrada del tablero y aseguran que sería más interesante jugar en
 uno de forma romboidal o hexagonal, y a otros no les va la horizontalidad
 del tablero, por lo que intentan situar las piezas en esferas o
 cilindros, cuyas casillas tienen agujeros para asegurarlas.
 También existe el ajedrez tridimensional, y cuyo tablero es una
 especie de estante con tres anaqueles, en cada uno de los cuales se
 colocan piezas y peones.
 Posiblemente es más cómoda la forma en que no se necesitan
 piezas ni tableros especiales.
 En el ajedrez cilíndrico, el juego se efectúa en un tablero normal,
 si bien se considera como una superficie cilíndica y, por tanto, las
 verticales son circunferencias imaginarias, que el rey y el caballo
 pueden fácilmente recorrer volviendo a su punto inicial.
 Si a los bandos se les quita un caballo, resulta el llamado ajedrez
 «con un caballo en el bolsillo». La característica de este juego es
 que dicha pieza se puede colocar en el tablero, con la condición de
 dar jaque, durante la partida.
 Si se nos parte el tablero por la mitad, podemos darnos por satisfechos,
 porque nos servirá para el siguiente juego: en su mitad
 de tablero cada oponente hace un determinado número de movimientos,
 sin que el otro los vea (en este caso es mejor que los dos
 se pongan de espaldas), tras lo cual se unen las dos mitades y el juego
 continúa normalmente. Ni que decir tiene la enorme cantidad de
 sorpresas que se producen en él.
 En el club de ajedrez de la ciudad brasileña Bello Horizonte
 conocí el llamado «juego a la guerra» que se asemeja al conocido
 «combate naval».
 Este juego se hace de la siguiente manera: cada ajedrecista está
 sentado a un tablero y no sabe qué jugada hace su oponente. El
 juez de la competición tiene otro tablero y en él va fijando los movimientos
 que los dos oponentes le comunican y a su vez les va
 indicando las piezas y peones que se comen uno a otro.
 Y no obstante todos estos proyectos, el ajedrez ortodoxo, como
 lo llaman esos inventores, continúa subsistiendo y atrayendo cada
 vez más a nuevos partidarios. Lo cual se debe a que es suficientemente
 sencillo e interesante para el hombre de nuestros días.
 Con todo, no se descarta la posibilidad de que en lo por venir,
 cuando el hombre se haya instalado definitivamente en el cosmos,
 la amplitud de sus horizontes y conocimientos influyan también
 en el ajedrez
 "Lecturas de Ajedrez"-Yuri Avervach-Ediciones Martinez Roca 1969
 |  
|  | Oscar Chao | Muy bueno. Publicado: 2013-06-09 21:07:07
 La misma simplicidad del reglamento del ajedrez es lo que permite la complejidad de las partidas. Esto es una de tantas cosas que Tamerlan no entendió nunca.
 
 Saludos.
 |  
|  | carrevi | Me resulta lo siguiente y no creo equivocarme querido Manolo: El ajedrez es eso...ajedrez;  los demas son juegos que no son ajedrez. Publicado: 2013-06-09 23:53:04
 Un abrazo
 
 Carlos
 |  
|  | José Peinado Vela | De lo dicho anteriormente me quedo con el ajedrez de toda la vida, aunque no evolucione y tenga que ir con taparrabos. Publicado: 2013-06-10 21:09:20Gran aporte Manolo, un saludo.
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|  | maroczy | El ajedrez tridimensional podía observarse en la vieja serie "Viaje a las estrellas" (Star trek). Y vale mencionar al "Fischerandom", del genial Bobby, consistente en mezclar las piezas al azar antes del comienzo, evitando así la teoría de aperturas. Publicado: 2013-06-10 22:03:50 |   
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